Un buen número de los libros que se publican en España son traducidos. La principal lengua de origen es el inglés, pero también se traduce del francés, alemán, japonés… No hay lengua que se resista y, gracias a la figura del traductor literario, lectores de todo el mundo pueden disfrutar de tramas desarrolladas por escritores que viven a miles de kilómetros, conocer culturas muy diferentes a la suya y descubrir rincones del mundo a los que nunca han viajado en físico. Y ante el gran número de obras traducidas que se publican cada año en nuestro país, es más que pertinente hacernos una pregunta: ¿cuánto cuesta traducir un libro?
La traducción literaria presenta ciertas particularidades con respecto a otros tipos de traducciones. Cuando se contrata a un traductor para traducir un documento o una página web, el presupuesto suele hacerse sobre el número de palabras que hay que traducir (en https://tarifasdetraduccion.es/ puedes encontrar información sobre los precios de distintos tipos de traducciones), pero en la traducción literaria se suele cobrar por páginas.
Y ¿qué es exactamente una página para un traductor literario? Porque si un cliente les envía el documento con letra muy pequeña o los márgenes muy estrechos, puede colarle en una página más palabras de la cuenta… Para evitar esto, en traducción editorial se considera que una página ha de contener 2.100 matrices, que son el número de caracteres con espacios (sí, se incluyen los espacios en blanco, las comas, los puntos, etc.).
Pero vamos a lo que nos interesa: ¿cuánto cuesta traducir una página de un libro? El precio habitual se encuentra entre 12 y 15 euros por página, aunque hay idiomas donde los traductores pueden pedir mucho más porque hay menos oferta de traductores, la traducción es más complicada, etc.
Con estas tarifas, traducir del inglés al español un libro de 250 páginas tendría un coste de entre 3000 y 3750 euros.
Los traductores editoriales son profesionales especializados en este tipo de traducción, porque sí, la traducción editorial es muy diferente a la traducción jurídica o la traducción médica (por poner dos ejemplos). Se debe tener en cuenta el estilo del autor, respetándolo todo lo posible; conseguir que el texto quede bonito, pero sin alejarse del original; estar atento a las diversas figuras literarias y a los juegos de palabras; conocer la cultura desde la que se traduce…
En este sentido, existe una triste verdad que los traductores tienen más que asumida: si hacen bien su trabajo, serán invisibles para el lector. ¿Qué quiere decir esto? Que si logran una buena traducción el lector sentirá que está leyendo al autor original, se sumergirá en la historia sin problemas y la disfrutará al máximo, y solo cuando algo en la traducción chirríe el lector sentirá que está leyendo una obra no original.
Por otro lado, también es interesante saber que los traductores editoriales cobran por trabajo entregado y no tienen que esperar a que la obra sea publicada para recibir su dinero. ¿Por qué nos parece esto curioso? Porque el autor principal de la obra, el escritor, no suele recibir dinero por adelantado ni cobra un precio fijado de antemano, sino que al año siguiente de publicar el libro recibe sus royalties o derechos de autor, que es un % sobre el precio de los libros vendidos. Simplificando bastante las cuentas (vamos a obviar el IVA y a suponer que el autor recibe un 10% en concepto de derechos de autor) por cada libro de 20€ que un autor venda, este se llevará 2€. Para ganar en royalties los 3000€ que el traductor recibirá por su traducción, el escritor tendrá que haber logrado vender 1500 copias de su obra.